jueves, 11 de junio de 2015

La familia del futuro


Muchas historias contadas por Disney hablan de la familia, de los vínculos que nos unen y nos protegen, donde podemos acudir en cualquier momento y de aquellas personas con quienes podemos contar para toda la vida, incluso si discutimos, nos enojamos o los herimos. Lo esencial de una familia es la incondicionalidad y estabilidad en el afecto.

Esta película también lo hace. Siguiendo los parámetros tradicionales del cine, cuenta sobre un niño que descubre el valor de la familia, luego de vivir un proceso de búsqueda de lo que cree que necesita para ser feliz, con el necesario vuelco que lo lleva a darse cuenta que lo que ha estado buscando siempre se encontró a su alcance.


Pero lo que caracteriza a esta historia es la búsqueda de sentido de pertenencia de su personaje. Lewis es un niño huérfano que vive en un orfanato aguardando por una familia adoptiva, pero pierde la esperanza luego de reiteradas entrevistas con postulantes que lo rechazan por sus excentricidades. Entonces, centra su búsqueda en develar su pasado y encontrar a la mujer que le dio a luz, con la idea de que es su única opción para ser feliz.

El objetivo que persigue el protagonista es encontrar su lugar en el mundo y ello implica, necesariamente, la búsqueda de un grupo de referencia, de personas que lo reconozcan, a quienes pertenezca. Resumido en dos palabras: busca a su familia.

Como hijo, necesita sentir que es querido tal como es, con un cariño que no se base en expectativas y no falle cuando él se equivoque, en no ser censurado por los fracasos, por el contrario, ser alentado frente a éstos.

Querer a un hijo adoptivo tal como es, significa quererlo con todo lo que le pertenece, incluso con su historia previa. Uno de los aciertos de La familia del futuro es que no busca excluir a la progenitora, sino que la incorpora en la historia.

A través de un juego temporal, se ofrece la resolución a su dilema: con un vistazo al futuro, donde tiene la oportunidad de conocer a su familia, es capaz de encontrar su lugar en el presente y dejar de buscar en el pasado. Sólo cuando puede volver en el tiempo, o sea, volver en su historia, logra aceptarla e integrarla en su vida. Lo que está aceptando, finalmente, es la dedición que aquella mujer tomó, sin necesidad de escarbar en sus razones, y es entonces cuando se encuentra preparado para adoptar él a su familia.


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