martes, 13 de octubre de 2015

Frío de perros

Una historia de adopción
Diana Liniado, Argentina
Tal vez la película no sea de las mejores según los críticos de cine. Tampoco resultó fascinante para todos los niños, pero seguramente lo fue para muchos.
He aquí un breve resumen de la historia, aquella que a mí me interesa destacar:
Ted, el protagonista, exitoso odontólogo en La Florida, recibe la noticia de un testamento. Ante su desconcierto, la madre -el padre no está presente- revela la verdad y explica “Siempre hemos querido decírtelo, pero... eres adoptado”. La madre biológica, Lucy, había muerto y dejaba a su hijo una herencia.
Ted emprende un viaje hacia esas lejanas tierras dónde había vivido y fallecido Lucy. De las palmeras y el mar de Miami a la nieve y los esquimales de Alaska, todo un desafío que el protagonista enfrenta con valor y persistencia.
Una joven lugareña le habla del mundo de Lucy, pero había jurado no decir nada sobre el padre. Sin embargo Ted, obstinado en conocer su historia, consigue averiguarlo.
El encuentro con el padre parece, al principio, de lo más frustrante: el hombre reconoce haber pasado una noche con esa mujer -Lucy- sin jamás volver a verla.
De regreso a la Florida, la madre adoptiva observa la foto de Lucy y encuentra que ella y el hijo son muy parecidos. El portarretratos cae, se rompe y deja al descubierto otra foto escondida: una que muestra a los padres biológicos con su bebé. ¿Entonces no había sido una sola noche? Deduce Ted.
Ni el clima inhóspito de Alaska ni la insistencia del padre en no querer hablar del pasado pudieron impedir el encuentro del hijo con la verdad.  
La madre adoptiva acompaña al hijo en este segundo viaje y al encontrarse con la amiga de Ted, le confiesa por qué había callado “Temíamos que nos dejara de amar”.
Un acto heroico que realiza el hijo salva la vida al padre “Han hecho un buen trabajo contigo...” dice, y decide por fin romper el silencio  “...Amaba a esa mujer... éramos espíritus libres... no me hallaba preparado para ser padre... queríamos algo más para ti”.
El final es feliz como en todas las películas de Disney, pero no es eso lo importante. Lo que a mi juicio tiene un gran valor es la manera en que se trata el tema de la verdad, o las verdades, en este caso en torno a la adopción:
1.      La primera verdad: “Eres adoptado”
2.    La dificultad para comunicar esa verdad: “Siempre hemos querido decírtelo, pero...”
3.    La causa de esa dificultad: “Temíamos que nos dejara de amar”
4.    El amor del cual el hijo es el fruto: “Yo amaba a esa mujer...”
5.    La imposibilidad afectiva de los padres biológicos de criar al hijo: “No me hallaba preparado para ser padre... Queríamos algo más para ti...”
6.    La gratitud hacia los padres adoptivos “Han hecho un buen trabajo contigo...”
7.    El reconocimiento y la aceptación del origen del niño adoptado “Son muy parecidos...”
Estos siete puntos deberían estar siempre presentes en la conversación con el niño adoptivo, aunque no viaje a Alaska para conocer a sus padres biológicos, a menudo basta con reconocerlos e imaginar la gratitud recíproca de unos padres hacia otros.

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