miércoles, 23 de diciembre de 2015

Carta de una niña al Viejo Pascuero




Esta es una carta que me encontré dando vueltas, volando en un Parque hermoso, como si fuera una pequeña hoja... ellas se llaman "cartas al viento"

    Querido viejito Pascuero: soy una niñita muy pequeña, y como soy tan chica, le pedí a mi mamá que escriba esta carta por mí.
    Antes que todo quiero decirte que yo no pido nada para mí, sino que quiero darte las gracias a ti y en especial al niñito Jesús. Sé que tú todo lo sabes y lo ves, pero te voy a recordar quien soy a través de esta historia.
    A mis padres les costó mucho aceptar que no podían tener hijos biológicos luego de varias pérdidas dolorosas que sufrieron. Esas guagüitas son también mis hermanos que rezan por nosotros en el cielo.
    Luego de aceptar la situación y al darse cuenta que querían ser de todas maneras padres, es que iniciaron los trámites de adopción para recibir a un hijo.
    ¿Sabes? Mi mamá en esa espera ya soñaba conmigo y al despertar se acordaba de "mis ojos preguntones".
    Ella rezaba en el mes de María para que ella, como madre de todos, les enviara luego un hijo.
    Poco después de la Navidad les avisaron que yo había llegado a sus vidas... nos presentaron y nos reconocimos como "propios".
    Soy una hija adoptiva, Viejito Pascuero, y por eso es que doy las gracias, porque se me permitió vivir y tener la oportunidad que otros niños no tienen.
    También quiero darle las gracias a esa mujer que me tuvo generosamente en su vientre por nueve meses, pues gracias a ella no sólo estoy viva, sino que bendecida con una gran familia (¿Te das cuenta Viejito, ese enorme acto de generosidad, el estar gorda, cansada, aguantar las molestias por nueve meses para que yo pudiera nacer?).
    Como sabes, tengo una gran familia, a la cual desde "el pensamiento de Dios" siempre he pertenecido.
    Yo llegué cerca de Navidad al igual que mis otros dos hermanos, por lo que estoy convencida que soy un gran regalo, no sólo para los míos sino que para todas las otras personas, pues cada uno de nosotros somos únicos e irremplazables con una misión en nuestras vidas.
    La mía sé que es especial e indelegable, por lo que intentaré ser fiel a ella.
    Doy gracias nuevamente por este regalo, ese milagro gracia de mi existir, también por el regalo de mis padres y hermanos, pues somos un regalo para toda la vida.
    Viejito Pascuero, soy muy chica para dar consejos, pero si llega esta carta a alguien que no eres tú, pues Dios permita que esta carta "enviada al viento" llegara también a otras manos, quiero que piense que el hecho de estar hoy vivo y que seamos queridos es el gran regalo por el cual debemos dar todos los días las gracias.

    Feliz Navidad
    fuente: http://mariajardinera.blogspot.cl/

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