lunes, 25 de abril de 2016

Ejes para dar vueltas: Maryorie Dantagnan


por Iñigo Mtz. de Mandojana
Cuando hablamos de resiliencia, de buenos tratos, de compentencias parentales, de cómo se manifisesta el sufrimiento infantil por los malos tratos, cuando nos interesamos por los trastornos de apego, por sus elementos diagnósticos y terapeúticos… nos vienen a la cabeza grandes profesionales que nos sirven de guía para nuestro trabajo. Pero cuando además buscamos modelos terapéuticos basados en el buen trato y el apoyo a la resiliencia que nos ayuden a bucear de una manera sensible y realista por los entresijos de las vidas y experiencias de los niños, niñas y adolescentes nos viene a la cabeza y al corazón una persona que aglutina todo los “cuándos y cómos” anteriores… Maryorie Dantagnan, Psicóloga, Psicoterapeuta infantil experta en traumaterapia sistémica despliega su sensibilidad, amabilidad y profesionalidad y nos concede esta entrevista que tenemos el placer de compartir con todos vosotros. 
Su amplia experiencia le permite pasearnos por los traumas, las memorias, las sensaciones desde la vida inteuterina hasta la adolescencia aportando siempre una luz tanto para padres como para profesionales y por supuesto para esos niños, niñas y adolescentes cuya necesidad principal es la de ser bien tratados.
Vamos a disfrutar de las palabras y las enseñanzas de Maryorie Dantagnan. Gracias por tu tiempo.

Cuéntanos qué son para ti los buenos tratos
He aprendido que los buenos tratos son la base de una sociedad “humanizada” y obviamente lo que permite su continuidad. No podrían haber niños sanos, felices, encantadores, inteligentes, empáticos y gozadores de la vida si no fuera porque han experienciado buenos tratos desde su entorno más cercano, en particular, los que han podido brindar sus padres y madres, o en otros casos, otros adultos que se comprometen amorosamente en sus cuidados. Creo que cada vez más es un desafío mayor para el mundo adulto responder correctamente a las necesidades de sus hijos e hijas con cuidado, protección, educación, respeto, empatía y apego. En este sentido, los buenos tratos en la infancia es lo que puede permitir que la sociedad cuente en el futuro con hombres y mujeres que quieran dar lo mejor de sí mismos para crear una cultura general del buen trato, esto con la siguiente generación, y así.

¿Cuáles serán los conceptos más importantes a tener en cuenta para poder trabajar con niños dañados, que han sufrido en su infancia temprana negligencia, abandono...?
A menudo pienso que es todo un privilegio ser terapeuta infantil en esta época y en este periodo de tanto avance científico y tecnológico, que nos permite saber más de lo que le ocurre a un niño o niña que ha sufrido en su infancia temprana, negligencia y otros tipos de malos tratos, es decir, el cómo impacta la falta de cuidados y/o la insatisfacción de las necesidades infantiles en el desarrollo infantil, por lo tanto, aquí ya tenemos dos conceptos claves: el desarrollo evolutivo, con todo lo que eso implica y el trauma. Dentro de todo lo que podría abarcar este último concepto, me parece importante resaltar la definición de trauma complejo, propuesta por Van Der Kolk y otros autores, que hace referencia a un trauma que ocurre en el inicio de la vida, los tres primeros años, de carácter interpersonal, de gran cronicidad y severidad. Este tipo de trauma impacta en muchas áreas de la vida más adelante. La mayoría de los niños que atendemos sufre de este tipo de trauma, lamentablemente poco conocido y comprendido. Una de las mayores afectaciones cuando este ocurre es la incapacidad o grave dificultad para apegarse a otros sanamente, este sería otro concepto clave, o sea, el apego y en su defecto, los trastornos del apego. Quizá esto englobaría a modo muy general la fenomenología del niño afectado por malos tratos, por tanto, en lo que respecta a cómo ayudar y revertir en lo posible esta afectación, pensaría en otros dos conceptos claves: la resiliencia y el trabajo en red, seguro se me escapan otros pero resumidamente señalo los más importantes.

¿Qué te sugiere la frase que viven en sus adentros muchos padres y madres con los que trabajamos: “Te echo de menos hasta que estoy contigo”? ¿Qué sucede?
Con esta pregunta he hecho el esfuerzo de adentrarme en la vivencia de los padres y madres cuya parentalidad o marentalidad a veces es agotadora y aun así dicen: “Te echo de menos hasta que estoy contigo”. Lo que me sugiere es la manifestación de una vivencia paradojal bastante frecuente que experiencian estos padres, y que por supuesto, es absolutamente legítima y comprensible; por un lado el amor y el profundo cariño y compromiso con el hijo/a, el placer que produce el hecho de ser ahora padres hasta extrañarle y notar cierto vacío cuando no está con nosotros, y por el otro lado, cuando esta añoranza acaba por mitigar y quizá romper de lleno esos sentimientos evocados en el encuentro, en lo cotidiano, en el día a día  frente a diversas manifestaciones de sufrimiento en sus hijos. Entonces parece que todo vuelve a comenzar una y otra vez. Tengo el privilegio de acompañar a padres, madres y educadores que podrían decir esta frase tal cual y que siguen haciendo esfuerzos para que la primera parte de esta frase permanezca, es esta capacidad de amar  lo que amplía la posibilidad de resiliencia en los hijos.

Muchos padres y madres acogedores y adoptivos se encuentran con auténticas situaciones de desesperanza: problemas escolares, de comportamiento, emocionales... que llegan hasta afectar a la propia vida de pareja y familia. ¿Cómo podríamos transmitirles cierta esperanza y apoyo en esa crianza tan crítica?
La crianza o parentalidad terapéutica, porque al final es lo que estos niños necesitan, merece un reconocimiento explícito de toda la sociedad, particularmente, de todas las instituciones donde la infancia está implicada, como es la salud y la educación. Si satisfacer las necesidades y modular los deseos de un niño o niña que no ha sufrido las heridas tempranas de las que recién hablábamos, ya requiere de un gran esfuerzo para los padres y madres, para los padres y madres que han adoptado o acogido esto es un desafío mayor y por lo tanto, requiere de toda nuestra sensibilidad y compromiso para acompañarles en esta crianza. El no juzgarles ni a ellos ni a sus hijos, el sensibilizar y educar sobre los traumas tempranos en los espacios sociales y escolares, el integrarlos en la vida social y escolar pero no ninguneando su singularidad, sino ofreciendo los recursos necesarios para que los niños puedan dar lo mejor de sí mismos. Los padres y madres adoptivos y acogedores deben mantener en mente que cuando esta crianza está inspirada en un compromiso, amor fundamental, estructura, perseverancia y paciencia a menudo se reparan las heridas tempranas y sus frutos pueden podrán apreciarse a largo plazo. 

¿Cuál es la verdadera magia de la resiliencia?
Para mí la verdadera magia de la resiliencia es la celebración misma de la vida y de la belleza humana, belleza en el sentido de que nadie puede ser resiliente, ni siquiera verdaderamente humano, sino gracias a la bondad, al amor, por lo menos, de otro ser humano. Eso es lo que para mí significa resiliencia. Con este concepto constatamos que la adversidad, el sufrimiento, aun siendo parte de la vida, no es lo que le da la esencia. 

Si tuvieras 10 minutos con un político responsable de políticas sociales ¿cuáles serían tus ideas fuerza a trasladarle? ¿Dónde pondrías el acento?
Le intentaría convencer que la mejor inversión que se podría hacer a través de las políticas sociales seria en la infancia, que la salud futura o de la siguiente generación de una sociedad, pasa por ofrecer los mejores cuidados a los niños y niñas de hoy. Le diría que eso permitiría que las mayores inversiones públicas, y no gastos públicos como se suele decir, deberían estar focalizadas para que a cada niño/a se le garanticen los cuidados necesarios para crecer sanamente,, esto significa que en su primer año de vida, por lo menos, se facilite a los cuidadores principales, que cuentan obviamente con competencias parentales,  a la madre la mayoría de los casos, los recursos necesarios para que puedan estar y cuidar de sus hijos, lo que resulta fundamental para que un bebé organice su mente y desarrolle un apego seguro, y en el caso de  incompetencia parental se le garanticen sus cuidados a través de un contexto sensible a sus necesidades, protector, amoroso y permanente;  que una vez iniciada su vida escolar, se le ofrezcan los recursos necesarios en función de sus necesidades particulares reales. Esto último significa ofrecer contextos escolares también terapéuticos, donde el  proceso de enseñanza aprendizaje sea sensible a las necesidades de cada niño. Supongo he puesto el acento en la importancia de la atención temprana porque esto es lo que sienta  las bases de una sociedad saludable en el día de mañana. Para esto creo que los políticos tendrían que contar con la cualidad de ser visionarios, de ver las cosas en términos de proyectos de largo. Lamentablemente la “infancia” como sujeto de conversación, de preocupación de una sociedad ni siquiera aparece ni mencionada como tema central o relevante en ningún debate ni conversación política actualmente y eso es muy triste de constatar.

Se habla mucho de la memoria implícita y de los recuerdos intrauterinos pero éstos recuerdos intrauterinos ¿nos acompañan durante toda la vida o tienen fecha de caducidad? 
Lo más probable es que la memoria implícita que es básicamente sensorial y por tanto tan dependiente de lo que la madre experiencia, permanezca en nuestro cerebro y nos acompañe siempre. Pero esta memoria no tendría una gran influencia si no se refuerzan o consolidan con las experiencias que el bebé tendrá posteriormente. Así que en este sentido, por lo que sabemos hasta ahora, no llegan a ser determinantes ni tampoco duran toda la vida. Sin embargo, cuando esta memoria sensorial intrauterina es sana, agradable al feto ésta asentará las bases para continuar gozando de este tipo de memoria, en los primeros años de vida, sí su madre o cuidador/a satisface sus necesidades y disfruta de la criatura, esto sí  impactará en la vida y jugará un rol importante y determinante en sus relaciones afectivas posteriores de manera positiva. Pero, por ejemplo, si un niño ha sido gestado por una madre estresada y mal alimentada, y luego criado en sus dos primeros años en un contexto adverso donde su mundo sensorial ha sido privado de experimentar placer, satisfacción y tranquilidad o relax, este niño y su entorno tendrá que hacer grandes esfuerzos para que pueda disfrutar más tarde plácidamente de grandes y largos momentos agradables en las relaciones con otros, sin que estos momentos sean inundados o irrumpidos por ideas, emociones desreguladas o sensaciones desagradables o confusas. 

En vuestro libro la inteligencia maternal comentáis que el parto es el resultado de un proceso interactivo entre la cría en gestación y el cuerpo de la madre. Nos puedes decir ¿por qué o de qué manera el cerebro del bebé participa en la puesta en marcha y el desarrollo del parto?
Hemos aprendido que el parto es como una danza donde cada parte debe contribuir en algo para que al final resulte linda y perfecta. Dick Swaab, en su libro: "Somos nuestro cerebro" nos cuenta que tanto el cerebro de la madre como del feto aceleran el proceso del parto, ambos liberan al flujo sanguíneo la oxitocina, la hormona que permite que las contracciones se produzcan. El inicio del parto viene inducido por el descenso de la glucosa en el bebé, claro, cuando el bebé ya ha crecido lo suficiente su nivel de glucosa es mayor, y cuando la madre ya no puede seguirle proporcionando tal cantidad, entonces en el bebé se activa el eje del estrés y esto provocará cambios hormonales para que el útero empiece a contraerse. Al contraerse el útero, la cabecita del bebé presiona el cuello uterino y eso (por reflejo) hace liberar más oxitocina y así entre bebé y madre se inicia la puesta en marcha del parto. Así que ambos deben colaborar para que el parto se desarrolle sin problemas.

Sabemos que el cerebro de la madre sufre cambios estructurales, funcionales y neuroendocrinos durante los primeros meses de maternidad. ¿Ocurre lo mismo con el cerebro del padre?
No existen pruebas evidentes, pero diferentes experiencias de padres parecen demostrar que experimentan cambios en su forma de sentir y en su emocionalidad, al conocer que su mujer está en embarazada, algunos hasta experimentar cambios en su pigmentación en su rostro. No es por casualidad que algunos hombres digan también que están embarazados. Hay investigaciones que demuestran que en los hombres aumenta el nivel de prolactina aún antes de que el bebé nazca, lo que también favorece los cuidados al bebé y al vínculo parental, pero aún falta por aprender sobre la relación entre biología, ambiente y cuidados paternales.

Respecto a la traumaterapia hablas de que el trabajo con niños que han sufrido traumas es un trabajo neurosecuencial. No puedes explicar cuáles serían las fases o las etapas de ese trabajo neurosecuencial.
El modelo de traumaterapia sistémica infantil está organizado en tres bloques de trabajo: el eje organizador de estos bloques parte de un principio neurosecuencial, es decir, los objetivos terapéuticos propuestos para cada niño o niña  en particular, toman en cuenta el modo en que el impacto del trauma vivido ha repercutido o ha alterado su funcionamiento y su desarrollo en las diversas áreas. Por tanto, comenzamos a trabajar con intervenciones que implican mayor trabajo o activación de  las áreas cerebrales inferiores (tronco cerebral, diencéfalo y sistema límbico) Bloque I a técnicas o herramientas terapéuticas que activen las áreas corticales superiores (lóbulos prefrontales) que implican funciones más complejas Bloque III.
  •        Bloque I: sintonización y autoregulación, en que tanto terapeutas como cuidador/es y otros adultos referentes buscaremos ofrecer interacciones comunicativas empáticas y resonantes que favorecerán la capacidad del niño/a para auto-regular sus estados internos. La intervención aquí se focaliza en dos campos de acción terapéutica, por un lado, implicar a los adultos para ofrecer un contexto rico en rutinas y horarios regulares, respuestas sintonizadas, reguladas y consistentes por parte del cuidador y, por otro lado, ofrecer intervenciones, técnicas y herramientas psicoterapéuticas que el niño pueda utilizar para desarrollar la autorregulación en la medida de lo posible. 
  •    Bloque II: empoderamiento, podríamos decir que esto es el antónimo de impotencia o sensación de indefensión que los niños y adolescentes traumatizados suelen experimentar, así que intentar que puedan sentirse más seguros, más proactivos y protagonistas de su historia es fundamental, y esto no suele ocurrir al inicio de la terapia, sino una vez ya han podido desarrollar y tener éxito en sus capacidades autorreguladoras. Creemos que el haber podido experimentar mayor capacidad de control sobre sus propias emociones y sensaciones, el conseguir los objetivos propuestos (Bloque I), en resumen, experienciar el “éxito”, celebrado y reconocido por los otros es lo que permite desarrollar este empoderamiento. 
  •           Por último el Bloque III: reintegración resiliente, término propuesto por Gemma Puig& José L. Rubio, la posibilidad de integrar nuevamente las experiencias de la vida. Aquí se trabaja la historia de vida, así como  contenidos traumáticos específicos para que esos hechos o experiencias puedan ser integradas  en un todo coherente, hacer sentido a las experiencias pasadas. 
Por ejemplo, si trabajamos con una niña de 9 años, que ha sufrido negligencia severa en sus dos primeros años, que aún no ha podido regular sus ritmos biológicos de sueño-vigilia, así como regulación del apetito, que saca comida a escondidas dentro de casa y que además tiene problemas de sueño y concentración en clases, con una pobre vida social, es conveniente comenzar nuestra intervención buscando modos de regular su sueño y sus hábitos alimenticios (Bloque I), luego, se puede orientar el trabajo al desarrollo de estrategias ejecutivas más adaptativas para situaciones difíciles de manejar, como por ejemplo, su relación con sus compañeros (Bloque II) y posteriormente,  recién abordar contenidos traumáticos específicos de su historia de vida  (Bloque III). 

Cuáles serían las claves para trabajar con las figuras parentales, o los adultos implicados en la crianza de niños que han sufrido traumas tempranos.

Hace poco en nuestro equipo de trabajo con mis colegas y colaboradoras nos preguntamos algo parecido respecto a lo que deberíamos mantener en mente cuando trabajamos con padres o educadores, quizá podría resumirlo así:
  •   Si queremos acompañar a los adultos en torno al niño para que puedan dar lo mejor a sus hijos, “sentir” a sus hijos e intentar entrar y conectar con su mente, alinearse como dice D.Stern afectivamente con ellos, nosotros como profesionales también deberíamos hacerlo con sus padres o cuidadores, solidarizando y empatizando con sus dificultades. Esto es una condición imprescindible para apoyar y acompañar a los padres en su tarea. Cuando esto ocurre por supuesto son los niños los que más se benefician.
  •    A menudo digo que para que un niño persevere (en sus aprendizajes, por ejemplo) necesita por lo menos un adulto que persevere con él o ella. Por tanto, si queremos acompañar a un padre, madre o cuidador a perseverar, debemos entonces también nosotros hacerlo. Sí, la perseverancia es clave en este trabajo.
  •   Responsabilidad. Aunque no soy responsable por las decisiones o las acciones que un cuidador hace para con su hijo, sí tengo una gran responsabilidad de aprender, estudiar, conocer y esforzarme para aportar y acompañar a ese cuidador/a en su crianza o parentalidad. 
  •   Trabajar con un equipo y estar dispuesta a ser parte de la red en torno al niño/a y sus padres es otro pilar de este trabajo. Consensuar con los demás profesionales desde una posición dialogante, humilde pero asertiva respecto a trazar planes de intervención que promuevan la resiliencia de los chicos.  
Podría continuar la lista, porque hay tantos elementos que debemos tomar en cuenta para este trabajo… quizá termino diciendo que: hacemos lo que podemos…y con lo que podemos conseguir (o agregar). Esto lo agrego para no quedarnos en la comodidad de lo que se hace o de lo que se llega hacer, sino para seguir en la búsqueda continua de recursos para apoyar y acompañar a los padres, madres y cuidadores que se esmeran por ejercer una parentalidad terapéutica. 

Nos puedes proponer un libro, una canción, una película y un blog

Libro: recomiendo por supuesto el libro de mi querido amigo y colega José Luis Gonzalo, VINCÚLATE porque es una excelente herramienta de aprendizaje y una lectura terapéutica para los padres.
Una canción:Tu guardián” de Juanes, preciosa canción para nuestras criaturas!
Una película: “Los niños del cielo” de Majid Majidi, absolutamente entrañable
Un blog: bueno, me es difícil recomendar otros blogs que no sean “Buenos tratos” y “Resiliencia Infantil”, me gustan Familia adoptivade Chile es muy complementario y aportador. Disparefuturo Ana Fores, pero son web, bueno, aquí las menciono igual!

¿Nos quieres preguntar algo? ¿Cuál es el mejor halago o halagos que han recibido ustedes como blogistas en estos temas de la parentalidad, la resiliencia, los buenos tratos, etc.? y ¿De qué persona/s los han recibido?

Nos vienen a la cabeza muchísimos momentos buenos tanto de personas anónimas que con sus "megusta"s en las redes y visitas al blog nos van empoderando y alentando a que sigamos escribiendo, así como aquellos que han pasado a dejar un comentario en el blog. Cualquier gesto por pequeño que fuera nos engrandece a nivel emocional y nos ayuda a seguir dándole vueltas a las cosas compartiendo nuestras dudas, reflexiones, y pequeñas certidumbres. Sin embargo no podríamos dejar de nombrar a Javier Romeu que fue el que nos dijo: ¿y por qué no?, a Jose Luis Rubio que fue el primero que se dejó entrevistar, al apoyo incondicional que tuvimos desde el principio de Anna Forés y de los Educablogers, al "sí quiero" de Jorge Barudy en Bilbo tras un Jet lag brutal, a Rosa Fernández, María José Cantero que siempre ha estado ahí. A nuestros hermanos mayores Jose Luis Gonzalo y Conchi Martínez, a adopción punto de encuentro, a Mabel que acaba poniéndole la tílde a cada post, y un sin fin de nombres y apellidos que nos dejamos pero que nos han halagado a través de sus gestos. 

fuente: www.dandovueltas.es
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